Hace unos días, casualmente inserté en este blog, una de mis poesías favoritas. Una titulada Los Nadies, del escritor, periodista y poeta uruguayo Eduardo Galeano (En la entrada del 13 de septiembre).
Escritor comprometido abiertamente con las buenas causas y de quien se dice cosas como "Y aunque articula su discurso con la calma de la edad adulta, Eduardo Galeano sigue manteniendo ese halo de enfant terrible, alguien que en ningún momento ha dejado de creer en el discurso crítico".
En una entrevista que leí y ante la pregunta ¿Qué le dice la palabra socialismo?Su respuesta de persona inteligente fue: "Me hace pensar que podemos llegar a creer que tenía razón aquel viejo proverbio latino: Ítaca no existe, lo que existe es el camino hacia Ítaca. Lo que existe es la búsqueda. Yo creo que nuestro mundo está embarazado de otro mundo".Quiero, para aquellos que tal vez no han leído algo de Galeano, compartir con vosotros un texto que en su día me llenó de satisfacción, un texto por supuesto de Eduardo Galeano:
"Seré curioso. A mediados del año pasado, mientras esta guerra se estaba incubando, George W. Bush declaró que «debemos estar listos para atacar en cualquier oscuro rincón del mundo». Irak es, pues, un oscuro rincón del mundo. ¿Creerá Bush que la civilización nació en Texas y que sus compatriotas inventaron la escritura? ¿Nunca escuchó hablar de la biblioteca de Nínive, ni de la torre de Babel, ni de los jardines colgantes de Babilonia? ¿No escuchó ni uno solo de los cuentos de las mil y una noches de Bagdad?
¿Quién lo eligió presidente del planeta? A mí, nadie me llamó a votar en esas elecciones. ¿Y a ustedes?
¿Elegiríamos a un presidente sordo? ¿A un hombre incapaz de escuchar nada más que los ecos de su voz? ¿Sordo ante el trueno incesante de millones y millones de voces que en las calles del mundo están declarando la paz a la guerra?
Ni siquiera ha sido capaz de escuchar el cariñoso consejo de Günter Grass. El escritor alemán, comprendiendo que Bush tenía necesidad de demostrar algo muy importante ante su padre, le recomendó que consultara a un sicoanalista en lugar de bombardear Irak.
En 1898, el presidente William McKinley declaró que Dios le había dado la orden de quedarse con las islas Filipinas, para civilizar y cristianizar a sus habitantes. McKinley dijo que habló con Dios mientras caminaba, a medianoche, por los corredores de la Casa Blanca. Más de un siglo después, el presidente Bush asegura que Dios está de su lado en la conquista de Irak. ¿A qué hora y en qué lugar recibió la palabra divina?
¿Y por qué Dios habrá dado órdenes tan contradictorias a Bush y al Papa de Roma?
Se declara la guerra en nombre de la comunidad internacional, que está harta de guerras. Y, como de costumbre, se declara la guerra en nombre de la paz. "
POR TODO ELLO ... Y PORQUE REALMENTE LO MERECES...
FELICIDADES EDUARDO¡¡¡