* Celita porque Celia es mi madre
Lastrada unas navidades mas...esta vez con muletas...
Viendo las Fiestas pasar, o deseando de que pasen, no se muy bien ...
He llegado a la conclusión de que Amalia Rodrígues, tenía razón en su fado.
Eso es el fado... eso es la vida...Dulce como el amor... amarga como la tristeza.
En época navideña todo se acentúa... amores... odios... situaciones tensas... añoranzas... recuerdos como un fado...
Al estar retirada "del mundanal ruido", uno aprecia mucho mejor, las llamadas de teléfono. Como los ciegos, ves colores en las conversaciones que los avances tecnológicos nos regalan: el teléfono, el ordenador, la televisión, la radio...
Durante estos días tratas de poner color a las voces que llegan de fuera... Voces llenas de alegría como la de Angelines, voz rosa, que estrena estas navidades nueva vida encarnada en una nieta. La voces verdes como la de Soledad, que está esperando la llegada de un sobrino-nieto. La voces naranjas como la de Mercedes, de vértigo por su nueva vida. Voces azules como la de Carlos lejos de sus seres queridos, amigos y familia, voces grises de tristeza como de mi tía Lola, ya sin hijos y sin marido esperando con paciencia,...
También encontré voces indiferentes, sin color, transparentes. Voces de gente a la que da igual la conversación.
Pero lo que mas entristeció fue la voz gris de mi prima Celia, se tornaba por momentos en negra, dentro de un llanto desgarrador de impotencia, y ternura, añoranza, pena, como un fado....con la dulzura del recuerdo. La ausencia de una madre. Entre llanto y risa intentábamos superar la situación, y entonces comprendí que difícil, es consolar a alguien sin poder utilizar las manos.
Que difícil es demostrar a quien te escucha a través de un teléfono que lo quieres, que estás con el o con ella, que los recuerdos también te invaden a ti, que las lágrimas también afloran a tus ojos, intentando gastar bromas para que se pase ese momento cruel de la vida, de afrontar unas primeras navidades sin una madre y sin un padre.... sola...
Impotencia... Celia... pasé mucha impotencia de no poder estar ahí contigo en ese momento y darte un abrazo y un beso... el que tu te mereces, el que hubiera querido dar a tu madre también.
Mientras mi madre apenada y postrada en una cama con la cadera fuera de su sitio me miraba con lágrimas en los ojos... Mi padre me pasó el teléfono porque no sabía como consolarte...todos con un nudo en la garganta... buscando una liviana sonrisa en mi rostro que significara que tu estabas mejor...
Pero Celia... así es la vida. Querámoslo o no...
Te empeñas ultimamente en decirme cuanto me quieres...Se que te sientes bien diciéndolo... quiero que lo digas por ti mas que por mi, porque yo no tengo ninguna duda de tu cariño, igual que tu no la tienes del mio. Solo reafirmarnos en nuestros sentimientos, esos que aprendimos un día de nuestros mayores.
Han sido muchos juegos juntas, muchas salidas a bailar, excursiones, viajes, juventud compartida, y compartir nuestras experiencias. Han sido muchas risas y muchos llantos en nuestra vida... Todo eso no se puede olvidar, y una conversación de teléfono no puede reemplazar el cariño de unas manos, la ternura de unos ojos, y la palabra de consuelo del corazón, directa, sin lineas telefónicas...
Ahora que no puedo ir a verte, solo te pido una cosa... Ven a mi casa esta navidad, como dice el villancico. Porque quiero abrazarte y besarte, y no puedo hacerlo por teléfono...
Dice Amalia Rodrigues, que el fado es un trabajo espiritual que permite compartir heridas.
ResponderEliminarPero tu blog Paloma también es para compartir alegrías… es una alegría leerte... gracias Paloma por compartir… por compartir todo lo que tu eres…