La igualdad nos hace libres.
Un año más, un ocho de marzo mas.
Cuando era pequeña, jugaba con muñecas, y cocinitas. Hacía la casa en el patio de mi abuelo con los bancos que el mismo hacía de madera. Mis primas eran mis vecinas, y cuidábamos y mimábamos a nuestros muñecos. Mi Candelas, era una muñeca gordita, como yo, y rubia como yo, por eso me gustaba. Realmente era como mi niña.
A veces, también me gustaba jugar a los coches, con mi primo Félix, a pesar de que nunca faltaba alguna vecina desaprensiva que me llamaba “chicazo”, y se atrevía a decírmelo ella, que tenía una hermana que se sabía que era del sexo femenino únicamente por el busto, y como se vestía con el traje de falange, yo siempre pensé que era un hombre.
Hoy, mujer y madre, compruebo que mis juegos, no tenían nada que ver con la realidad. Eran pura fantasía.
Pertenezco a esa generación de mujeres de las que la lucha por la igualdad se hizo dura.
Hemos tenido que aguantar lo de “estás mas guapa con la boca cerrada”, “estás mejor fregando platos”, y otras impertinencias similares.
No tengo que irme muy lejos, porque todas tenemos alguna historia de este tipo que contar. Seguro que en alguna ocasión también os lo han dicho, o lo habréis oído decir si sois hombres.
Cierto es que jurídicamente la legislación nos ampara. Pero… ¿y la practica?, ay amig@, la práctica aún hoy deja mucho que desear.
Personalmente, sin remitirme a experiencias ajenas, he tenido que escuchar muchas cosas en mi vida …
Tuve que escuchar, una vez, cuando fui a buscar mi primer empleo, que “era preferible contratar a un hombre, mas que a cinco mujeres”.
De un personaje político, muy conocido de nuestro pueblo la frase de “tienes dos inconvenientes: uno que eres muy joven y otro que eres mujer”
Hace apenas diez años, la exigencia de ir a “trabajar con zapato de tacón y traje de chaqueta a ser posible con la falda por encima de la rodilla”.
Y por razones obvias actualmente tengo algunas discrepancias étnicas, como el haber escuchado en alguna ocasión, que “mi puesto de trabajo debería estar cubierto por un hombre, porque a mi no me pueden mirar a los ojos, por ser la mujer de otro hombre”.
En fin, a estas alturas de mi vida…, me duele cuando oigo a una niña de dieciséis años decirle a un chico “ese culito¡… que no pase hambre¡”, o cuando alguna insensata deja todo por amor…
El romanticismo nos ha perdido siempre…
Y por supuesto, tan duro me parece que se explote a una mujer como a un hombre, que personas somos a la postre.
Tan solo pedimos, que se reconozca la labor que hacemos.
Todavía son mayoría, las mujeres que se encargan de las tareas de la casa y la familia además de cumplir con su jornada laboral.
Y eso sí como ruego final y urgente, que pongamos un granito de arena por las mujeres de los países subdesarrollados, que seamos su voz, la que ellas no pueden alzar. Que seamos sus manos, las que no pueden sacar de debajo del burka, que nuestra batalla se mantiene pero está ganada, ellas aún tienen que REAFIRMARLA porque empezarla ya la han empezado y con mucha decisión
¡Suerte y valor compañeras¡
Un año más, un ocho de marzo mas.
Cuando era pequeña, jugaba con muñecas, y cocinitas. Hacía la casa en el patio de mi abuelo con los bancos que el mismo hacía de madera. Mis primas eran mis vecinas, y cuidábamos y mimábamos a nuestros muñecos. Mi Candelas, era una muñeca gordita, como yo, y rubia como yo, por eso me gustaba. Realmente era como mi niña.
A veces, también me gustaba jugar a los coches, con mi primo Félix, a pesar de que nunca faltaba alguna vecina desaprensiva que me llamaba “chicazo”, y se atrevía a decírmelo ella, que tenía una hermana que se sabía que era del sexo femenino únicamente por el busto, y como se vestía con el traje de falange, yo siempre pensé que era un hombre.
Hoy, mujer y madre, compruebo que mis juegos, no tenían nada que ver con la realidad. Eran pura fantasía.
Pertenezco a esa generación de mujeres de las que la lucha por la igualdad se hizo dura.
Hemos tenido que aguantar lo de “estás mas guapa con la boca cerrada”, “estás mejor fregando platos”, y otras impertinencias similares.
No tengo que irme muy lejos, porque todas tenemos alguna historia de este tipo que contar. Seguro que en alguna ocasión también os lo han dicho, o lo habréis oído decir si sois hombres.
Cierto es que jurídicamente la legislación nos ampara. Pero… ¿y la practica?, ay amig@, la práctica aún hoy deja mucho que desear.
Personalmente, sin remitirme a experiencias ajenas, he tenido que escuchar muchas cosas en mi vida …
Tuve que escuchar, una vez, cuando fui a buscar mi primer empleo, que “era preferible contratar a un hombre, mas que a cinco mujeres”.
De un personaje político, muy conocido de nuestro pueblo la frase de “tienes dos inconvenientes: uno que eres muy joven y otro que eres mujer”
Hace apenas diez años, la exigencia de ir a “trabajar con zapato de tacón y traje de chaqueta a ser posible con la falda por encima de la rodilla”.
Y por razones obvias actualmente tengo algunas discrepancias étnicas, como el haber escuchado en alguna ocasión, que “mi puesto de trabajo debería estar cubierto por un hombre, porque a mi no me pueden mirar a los ojos, por ser la mujer de otro hombre”.
En fin, a estas alturas de mi vida…, me duele cuando oigo a una niña de dieciséis años decirle a un chico “ese culito¡… que no pase hambre¡”, o cuando alguna insensata deja todo por amor…
El romanticismo nos ha perdido siempre…
Y por supuesto, tan duro me parece que se explote a una mujer como a un hombre, que personas somos a la postre.
Tan solo pedimos, que se reconozca la labor que hacemos.
Todavía son mayoría, las mujeres que se encargan de las tareas de la casa y la familia además de cumplir con su jornada laboral.
Y eso sí como ruego final y urgente, que pongamos un granito de arena por las mujeres de los países subdesarrollados, que seamos su voz, la que ellas no pueden alzar. Que seamos sus manos, las que no pueden sacar de debajo del burka, que nuestra batalla se mantiene pero está ganada, ellas aún tienen que REAFIRMARLA porque empezarla ya la han empezado y con mucha decisión
¡Suerte y valor compañeras¡
Curiosamente hoy querida amiga, mientras caminaba por la mañana, he escuchado un fragmento de un programa que me gusta y me descargo de Internet, es un programa de radio cuyo nombre es “La rosa de los vientos”. Pues en el que escuché esta mañana, hacían alusión a una investigación científica sobre un fármaco para conseguir a la persona amada, y ¿sabes de que parten esos científicos? De la proteína que genera el ser humano llamada oxitócica, lo genera cuando se ama incondicionalmente, como una madre a su hijo, la mujer la genera habitualmente, el hombre en menos ocasiones casi siempre tras un orgasmo, amiga ¿qué te dice eso? A mi me dice muchas cosas…
ResponderEliminarDecian los interlocutores que la mujer es más apasionada mas cariñosa, el hombre por decirlo de alguna manera es mas pasota.
De alguna forma nos complementamos eso es cierto, pero lo hermoso lo dulce lo cariñoso es femenino es de color rosa, lo duro , lo oscuro es más masculino.
Yo siempre digo que el papel de la mujer en la historia ha sido tan nulo, por que el hombre se sentía intimidado por las cualidades de la mujer( que también tiene fallos, pero son otra cosa)
También recuerdo las clases de historia, por ejemplo los antiguos “humos” no querían hijas por que vivían de la guerra, eso me dice otra cosa, una mujer no es capaz de matar tan a la ligera como el hombre…
Y así mil conclusiones que me llevan al mismo sitio, seguro que si el mundo estuviera gobernado por mujeres todo sería diferente, pues ellas nunca habrían dado un papel secundario o nulo a su compañero, ellas habrían compartido su poder.
Completamente de acuerdo, compañera. Totalmente de acuerdo.
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