LA SEGUNDA...

Yo tenía algo que tu querías.... así te conocí.
En realidad disfrutabas de su presencia bastante mas que yo. Tu de lunes a viernes, yo solo el fin de semana. Pero su corazón no era tuyo...
Supe que por ello mi presencia no te gustaba, me lo contó tu madre un día...
Esa mujer llena de cariño y comprensión, capaz de ver y reconocer sus defectos y los de la gente a la que quiere.
Pero el destino, nos puso varias veces a una frente a la otra.
Cuando mis padres perdieron la vista paradisíaca, campestre y rural de su casa, fue por culpa del que luego fue tu marido.
En aquel momento, las relaciones diplomáticas se rompieron entre nosotras, y lo mas doloroso, con tu madre también.
El tiempo paso. Se que sufriste. La vida no te trató del todo bien. Tuviste que salir adelante sola al final, pero lo supiste hacer.
Sin embargo el destino, caprichoso como siempre, nos volvió a juntar.
Un amigo común.
Un amigo que tu sabías al que me unía una profunda amistad.
Una relación peculiar...
Y entraste de nuevo en mi vida... Te volviste a cruzar por mi camino.
Quise ser amiga tuya, a pesar de que nuestros gustos, nuestra ideología, y nuestra filosofía de vida eran completamente diferentes.
Intente tratarte como tal... como amiga.
Intente ayudarte, para que tu vida fuese mejor, enseñándote un oficio que desconocías. Tu misma lo dijiste en varias ocasiones, "Yo no se hacerlo".
Quien me conoce bien, sabe que esa expresión no va conmigo.
Te facilité el trabajo. Te ayudé a hacerlo. Porque yo si lo tenía dentro de mi bagage.
Pero tu... fuiste a intentar romper mi amistad con otra persona. Hablándole mal de mi. Diciendo cosas inciertas. Tuviste un fallo "amiga mía", un fallo ... imperdonable... a pesar de saber que esa persona configura mi otra mitad, le diste a elegir...el resultado es manifiesto.
Quisiste echarme un pulso... al que renuncié... a mi no hacían falta pulsos.
Lo que me unía y aún hoy me une a  esa persona, no necesita ponerse a prueba... en ese sentido me siento como LUCIA (de Serrat).
Cuando viste que con mi otra parte no lo conseguirías. Tu espíritu... tu pobre espíritu... lo intentó conmigo misma y me hablaste, insultaste, denigraste, mentiste, hablando de alguien a quien tu sabes que yo considero mi otra mitad, buscando mi complicidad.
¿Por que lo hiciste?
Tu veneno, fué inundando por donde fuiste pasando, y aún hoy... seguimos escuchando... el eco de tu voz.
"Amiga mia", gracias.
Porque como bien se dice... "lo que no mata... engorda". Quisiste matar una relación preciosa, pero la engordaste a tu pesar. Gracias¡¡¡
Gracias porque eres el segundo ladrillo de mi palacio.. ese palacio que hoy me hace feliz, y porque de verdad, de corazón, no siento odio, envidia ni rencor.
Tu presencia en mi camino tenía esta explicación... y la agradeceré siempre. A cada uno nos toca hacer un papel en la vida.
A veces nos toca hacer de malos.. otras de buenos.. Pero nunca te he sentido mala... creo que cumpliste tu misión.