María quería hacer su comida rumana, y mostrarle a la gente lo buenos que estaban sus platos típicos, y sobre todo, que su marido era cocinero en Rumania, aunque aquí en España, trabajara de albañil.
Su marido Ioan (Juan para los amigos), no hablaba nada de nada de español, pero asentía, reía, y estaba dispuesto a jugar con nosotras a las cocinitas.
Ella orgullosa, y feliz lo miraba mientras decía "yo tengo suerte, el cocinero en casa".
No me defraudaron, aquella noche, se divirtieron y repartieron comida rumana a todo el mundo, orgullosos de su trabajo, de su país, y maría sobre todo orgullosa de su marido. Los dulces de Juan estaban riquísimos. Era un auténtico calvario resistir la tentación de comérselos todos....
Bueno ahora siento enormemente, que tengan que volver a Rumania...
La salud de Juan no es buena...
María día a día va cayendo junto a el, y esa sonrisa permanente en su rostro, va dando paso a la seriedad...
Tan solo esta mañana, mientras Juan estaba en la cama del hospital, le ha arrancado una sonrisa a el, y he conseguido arrancarle otra a ella, cuando le he dicho "Dile a Juan que se ponga bueno para hacernos los dulces en el Festival Celestina". El ha sonreído entre su mascarilla de oxigeno, ella ha dicho "Ya ves lo que dice Paloma, te tienes que poner bueno", tan solo ella y yo sabemos que eso sería un milagro¡.
Bueno al fin aunque poquito, he conseguido llevar a sus mentes a otro lugar, a un momento vivido de plena felicidad, aunque haya sido tan solo por un segundo.
¡Animo María¡
¡Animo Juan¡
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