Cuando algo no me gusta, procuro evitarlo. Es decir, hacer que me pase desapercibido. Mi madre siempre dijo "QUE NO HAY MAYOR DESPRECIO QUE NO HACER APRECIO", y siguiendo sus instrucciones eso he tratado de hacer los ultimos dias.
Mis creencias religiosas, todo el mundo las conoce. Nunca me escondo de hablar de ellas, sino todo lo contrario. La religión simpre ha sido uno de mis temas de conversación favorito.
Puedo presumir de tener amigos islámicos, ortodoxos, cristianos, catolicos, protestantes, agnóstico, evangelistas.... bueno incluso ateos.
Tal vez por eso me guste hablar de religión. Porque cuando se habla de ella con ellos, uno siempre aprende, y viene a comprobar que el fondo siempre es el mismo.
No me gustan las farsas, los fariseos, ni los fariseismos.
No me gustan los ritos, que no dejan de ser un cierto modo de brujería.
No me gusta que nadie intente dirigir mi vida, y mucho menos con la amenaza de un infierno, un cielo un purgatorio que ahora parece ser que no existe... ¿o lo que no existía era el limbo?
Estos ultimos días, he tratado de evitar incluso el telediario, por no tener que ver continuamente esas mareas de gente. No me gusta ver como se aplastan en La Meca, ni tampoco me gusta ver como se aplastan en Colón, un puñado de gente que habla de algo que no conoce, que no ha visto, y a quien le gusta que le digan lo que tiene que hacer en cada momento de su vida.
Pero me enseñaron a ser tolerante...
Simplemente, durante todo este tiempo, no he opinado en redes sociales.
No he visto esos especiales informativos porque no me interesan.
No me importa que la gente se divierta así, y sea feliz de esa manera. Mejor para ellos, es su forma de pasar dulce la vida.
Pero si hay una cosa, que hoy me ha impulsado a venir a mi rincón, a mi BLANCA PALOMA.
Ayer lloré de impotencia, viendo las cargas policiales de Madrid. Viendo como una periodista era tratada de forma indecente y detenida sin informarle del motivo, solo por hacer su trabajo. Viendo como una joven que paseaba con su chico, fué abofeteada. Viendo como dos amigas eran empujadas, y un alma solidaria que iba en bicicleta se colocó entre ellas y la policía, al objeto de aminorar el dolor... Las cargas policiales...
No comprendo esta injusticia. No comprendo los insultos de gente que creen en el amor al projimo. Las provocaciones de estos para con los laicos, cuando además estos últimos simplemente pasean por su ciudad. Por la que pasean todos los días, aunque hoy invadidos por una maraña, una marea humana, con efectos devastadores igual que un sunami.
¿Quien ha ordenado esas cargas?
¿Quien ha sembrado el caos en mi ciudad?
Mi ciudad, en la que nací, crecí y aprendí TOLERANCIA¡¡¡¡
Mi ciudad que día a día se deja invadir por reivindicaciones, concentraciones, saludos, protestas,.... Mi ciudad que es tolerante.
No comparto ese movimiento desmedido, que perturba la paz de un lugar fingiendo, o queriendo creer que traen mensajes de paz, esperanza y concordia. Ni siquiera voy a entrar en el tema de los niños somalís que están muriendo de hambre... eso quedará para otra entrada.
Hoy simplemente me decanto en CONTRA DE QUIEN TIENE LA RESPONSABILIDAD DE HABER CREADO EL CAOS EN MI CIUDAD.
No será mi dedo el acusador... pero recuerdo a mis lectores, que ambos colectivos, los que están detrás de esto, nos tienen aburridos de infinidad de acusaciones de PEDERASTIA unos, y CORRUPCION los otros.
Realmente cada día estoy mas cerca de los INDIGNADOS....
Y yo también Paloma!
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