MADRID...

Mis vecinos a veces se enfadan cuando yo les digo que no me siento de aquí...

Yo vivo aquí, y no me encuentro mal...

Pero no puedo olvidar, cuál fue mi cuna, mi jardín de juegos, y mi avenidas de paseos, mis cines, mis plazas... mis primeros pasos.

Mis pasos de niña, y mis pasos de juventud, aquellos pasos que me acompañaron hasta la madurez.

He estado muy lejos de mis raíces, estando muy cerca.

Ahora que mi libertad se ha aumentado, he volado corriendo a mis paisajes, a mis calles, a mis sonidos, a mis aromas, a mis recuerdos...

Cuando me encuentro nostálgica, me pongo mi organillo madrileño, y en la distancia la emoción me embarga. Son muchos mis recuerdos...

Admiro a aquellos que viven lejos de sus países, pero yo a menos de una hora y media de mi pueblo, puedo decir que los últimos años le he tenido muy abandonado.

Mi jaula se abrió.

Y volé...

Volé a mis sitios conocidos, a mostrar a mi hijo mis paisajes, mis recuerdos...

Y volví a ver a los barquilleros, al rastro y por supuesto como no podía ser menos a escuchar el ORGANILLO en directo. Organillo que había sustituí do en los últimos años por los avances tecnológicos que suponen los Cds. Esa mujer, sentada dando la vuelta a la manivela de su organillo, no pudo imaginar mientras hacía sonar su ROSA DE MADRID, y me entregaba una estampa de la Inmaculada, la cantidad de sentimientos que afloraban a mi corazón, la cantidad de recuerdos que inundaron mi cabeza, y la cantidad de felicidad, que me daba con cada una de las vueltas de su organillo.

Realmente fui feliz... Madrid me volvió a hacer Muy Feliz¡¡¡